
¡Qué guapa estás con gafas! Lo dijo de repente, entre comentarios triviales y sonriendo, mientras recogíamos la ropa esparcida en los rincones del sexo. Y, por un momento, tuve que apartar la vista para ahogar el te quiero que sonrojaba mis labios desde que entró por la puerta, con el regalo de Reyes con retraso y los mejores besos de adelanto. Luego, le abracé, con la sintaxis de mi cuerpo y todo el vocabulario que no se usa en una no-relación pero se conjuga piel contra piel...
Kira
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Rojo Dos -